¿Qué tan valioso es un esquema educacional basado en la competitividad?

Algunos pueden pensar que la competitividad prepara a los estudiantes para los desafíos de la vida profesional, sin embargo, hay que tener en cuenta las repercusiones que un modelo educativo de este tipo puede tener en el comportamiento.

La competencia es una buena manera de a autoafirmarse, de exigir derechos y de aprender a defenderse ante situaciones desagradables. Los niños y jóvenes necesitan desafíos y retos que este modelo puede ofrecer. Un esquema educativo que promueve la competencia puede ayudar a que el estudiante se esmere por ser mejor, pero ¿qué valores aprende un niño que sólo quiere ganarles a los demás?

En el lenguaje cotidiano utilizamos todo tipo de palabras relacionadas con el éxito o la derrota, esto quiere decir que la competencia es una constante en las relaciones interpersonales. En las situaciones competitivas, los individuos buscan resultados que sean beneficiosos para sí mismos y perjudiciales para los demás, muchas veces, sin importar que dichos beneficios se consigan con trampas o engaños.

Si desde los colegios se fomenta la competitividad, los niños y jóvenes van a crecer en un ambiente conflictivo que los hace menos tolerantes al fracaso y que los convierte en seres aislados e individualistas.

Además, este esquema niega la diversidad, y en consecuencia, el desarrollo de las diferentes capacidades, pues las exigencias académicas se basan sobre un modelo en el que unas habilidades son más importantes que otras. La excelencia no está sólo en las matemáticas o en la geografía, la forma en que se alimenta la mente de un niño influye en cómo potencia sus destrezas y en su manera de interactuar con otros.

“La educación tiene que ayudarnos a conocernos y comprendernos a nosotros mismos y a los otros. Pedirle a la educación que estimule la competitividad es un absurdo ya que la mayoría de instituciones sociales lo están haciendo y por ello nuestros jóvenes tienen en cuenta muy poco, los derechos y necesidades de los otros”, dice Julián De Zubiría, fundador y director del Instituto Alberto Merani.

Entonces, más allá de superar a los demás, lo que se necesita es una educación que contribuya al fortalecimiento de lazos de confianza con los demás. Es fundamental que desde los colegios los niños aprendan lo importante que es respetar y valorar las diferencias.

“Es totalmente equivocado favorecer la competitividad en las escuelas y colegios en el país. Hay que hacer exactamente lo contrario: convertir las escuelas en un territorio de paz, y para ello, hay que reivindicar el derecho a pensar, disentir, proponer”, explica Julián.

Educación colectiva

Los seres humanos no deben competir, por el contrario, deben tener como principios la responsabilidad y el trabajo colectivo, esto tendrá un resultado mucho más positivo que un trabajo individual. Por lo tanto, en educación no hay que preparar a los estudiantes para competir, sino que se les debe inculcar los valores de solidaridad y trabajo en equipo.

“Desafortunadamente la escuela colombiana no nos enseña a trabajar, discutir y pensar en grupo. Las calificaciones son individuales, las tareas son individuales, los trabajos son individuales; pero el mundo es colectivo y el trabajo de las empresas también. Pero no, ni las familias ni las escuelas nos enseñan a valorar todo lo que debemos, a los demás. Hay que aprender a trabajar y convivir con los otros.”, agrega De Zubiría.

El trabajo en equipo tiene varias ventajas para el aprendizaje, una de estas es que se le da una gran importancia a las habilidades sociales, lo que permite la creación de un entorno de cooperación y de respeto. A través de este trabajo, los estudiantes pueden desarrollar relaciones interpersonales basadas en valores, además, estimula la participación y motiva el aprendizaje colectivo.

Beneficios educativos del trabajo en equipo

  • Los estudiantes participan activamente en el proceso de aprendizaje
  • El intercambio de ideas fomenta el respeto y el razonamiento crítico
  • Promueve actitudes positivas hacia las clases y sus compañeros
  • Es un escenario ideal para el desarrollo de las destrezas y habilidades de cada estudiante
  • Permite el desarrollo de una comunicación eficaz y esto mejora las relaciones interpersonales de los individuos
  • “Pedirle a la educación que estimule la competitividad es un absurdo ya que la mayoría de instituciones sociales lo están haciendo y por ello nuestros jóvenes tienen en cuenta muy poco los derechos y necesidades de los otros”, dice Julián De Zubiría.

    Por: Ángela María Avella
    Redacción Great Place to Study

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